Cuantos más pequeños son los niños, más propensos son a leer por placer. Con el correr de los años, y en la medida en que entran en contacto con la tecnología, sus intereses cambian. En la adolescencia, cuando se encuentran entre los quince y los diez y siete años, pasan la mayor parte de su tiempo hablando por teléfono o enviando mensajes de texto.
Esta situación, preocupa cada día más a padres y educadores. Un informe de 2010 sobre la tecnología y la lectura en niños, publicado por Scholastic, compañía editorial que se especializa en libros infantiles, y que realizó una encuesta en los Estados Unidos entre un poco más de mil niños en edad de escolaridad de entre 6 y 17 años, y sus respectivos padres, siendo encuestados un total de 2095 personas, reveló que el 56 por ciento de los padres encuestados consideran que la proliferación de dispositivos electrónicos perjudica los intereses de sus hijos por la lectura.
Es claro que, mientras un niño menor de cinco años, manifiesta un claro interés por aprender a leer un joven de entre 12 y 17 prefiere claramente los videojuegos y los juegos de ordenador. Entre los quince y los diez y siete años pasan la mayor parte de su tiempo hablando por teléfono celular y enviando mensajes de texto.
Es en este momento de sus vidas cuando su interés por la lectura alcanza sus niveles más bajos. Según el informe sobre la tecnología y la lectura, el 56 por ciento de los niños de 6 a 8 años suele leer con alguna frecuencia, en comparación con apenas un 24 por ciento de adolescentes que se encuentran entre los 15 y los 17 años de edad.
La ubicuidad de los dispositivos electrónicos, no solo tiene efectos negativos en los jóvenes que no leen. La cuarta parte de los encuestados manifiestan haber leído un libro pero en un dispositivo electrónico, como un ordenador o una tableta.
Una buena mayoría de jóvenes entre 9 y 17 años, cree que disfrutaría más de la lectura si esta se diese a través de un dispositivo electrónico. El problema es que muchos de ellos no tienen acceso a estos aparatos, o por lo menos no durante un periodo de tiempo apreciable.
Lo anterior nos lleva a creer que el interés por la lectura podría crecer de forma significativa, en la medida en que se haga a través de la tecnología. Vale la pena intentarlo, opinan algunos profesores vinculados a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Montreal. La lectura es un elemento crucial cuando se trata de éxito, dicen. Por su parte educadores de la universidad de Quebec, han creado una cátedra de investigación sobre la persistencia y la alfabetización en jóvenes adolescentes y específicamente sobre la relación entre la tecnología y la lectura.
Las investigaciones demuestran que aprender a leer y escribir es decisivo en el proceso académico del estudiante. Un niño, que, al final del primer año de la escuela primaria ya ha empezado a manifestar dificultades de lectura general, tendrá dificultades persistente durante toda su escolaridad. Estas empeoraran y podrán causar problemas de conducta en su vida personal.
Las motivaciones para que un alumno se interese por la lectura pueden ser muchas, y si para ello se requiere que el aprendizaje pase por los dispositivos electrónicos, pues que así sea. El futuro nos enseñará los resultados y cuál es la relación entre la tecnología y la lectura.
